
Compadre, contenga el llanto;
ella nunca volverá.
Esa percanta no era para tanto,
si era taimada, ladina, y fulera de verdá.
Véngase conmigo al cotorro,
tengo amigas de licensiosa lealtad.
Habrá lucecitas de colores, música,
caña Legui y amistad.
Véngase usted conmigo,
que a nadie he de contar,
que le he visto llorando por una paica
que no valía un níquel impar.
estas embarazada? si es asi..QUIERO QUE SE ME RECONOZCA LA PRIMICIA EN EL POST DE LAS NAUSEAS!
ResponderEliminar¡Este texto me ha encantado! ¡Es campechano, lleno de saber popular y picaresco, y con la dulzura del consuelo! Me ha recordado otras cosas, pero ya las comentaré otro día.
ResponderEliminarFelicidades.