sábado, 19 de mayo de 2012

Grial y Carpa

¿Qué es la felicidad? Por qué debe ser un valor irrenunciable, imprescindible, si uno a veces ni siquiera sabe si existe? La felicidad es el Santo Grial de nuestros tiempos. Se la busca por todos los medios posibles, con la fe ciega de que va a aparecer a la vuelta de cualquier esquina, sea lo meandrosa que sea la calle que uno toma para encontrarla, y si bien sabemos que siempre terminamos en el más oscuro callejón sin salida para encontrarla, la gente no para de buscarla. Como cruzados. De hecho, es posible que el Santo Grial exista, y la felicidad absoluta, la prosaica, la mítica de las fotos de los folletos de los Testigos de Jehová, e incluso la más mundana que propone la publicidad sea eso: un mero mito.
Ser gordo, petiso, pobre, hijo de puta, hippie, boludo, malintencionado, codicioso, burgués, solterón, casado metecuerno, mal amigo, idiota, prófugo o drogadicto son valores culturales mal visto. Ser infeliz, por otra parte, es el peor de los pecados. De hecho, infeliz es un insulto bastante frecuente. "Choqué con un infeliz de mierda",  "me despidió el infeliz de mi jefe", "desgraciada infeliz, me robó el novio!" (no te quejes, otra se lo va a aguantar)

Detesto que me pregunten si soy feliz. Lo odio con el alma. Porque la pregunta está llena de matices. ¿De dónde soy feliz? ¿Por qué debería serlo? ¿Vive más la gente feliz? ¿Fifa más y mejor? ¿Lee o escribe mejores libros? ¿Produce mejor arte? (esa seguro que no, ya lo decía Dolina) 

Las personas nunca son una sola, tenemos tantos genes como personalidades podemos tener, ya nos viene de manual incorporada la poción de Jekyl, o de Bruce Banner para los más ñoños (con esta me identifico más, después de la crisis de nervios que tuve hoy durante 12 horas seguidas me siento verde, balbuceante y con la ropa rasgada). ¿Por qué estaría mal que una sola de estas facetas de uno pudiera pasarla más o menos bien en cuanto a estándares felices, y el resto vivir en una neutralidad plana de emociones? ¡No, jamás! ¡En esta cultura de mierda que tenemos si no sos feliz sos un forro, no valés nada, no te quieren cerca porque salpicás tu infelicidad gris y  viscosa! ¿Cómo no vas a ser feliz? ¡Mirá todo lo que tenés! ¡Auto, casa, hijos preciosos, esposa de culo parado, o esposo cachondo y pijudo! ¿Qué más querés?! Eso te vende la publicidad, si uno no tiene nada de eso qué hace?

No, no es victimizarse, para nada. Es aceptar que el estado natural de uno, la velocidad crucero de la vida de uno, es un estado más bien neutral, ni estampado de felicidad constante que te contractura la cara en una sonrisa impermeable, ni la lágrima atroz que no para de derramarse. Al final, le tengo que dar la razón a un antiguo amigo que me decía que si uno se resigna la pasa mejor... (me la pasaba discutiéndole que no, pero ahora le doy la razón, las vueltas de la vida)

Yo no quiero ser feliz. No a rajatabla. Es difícil, arduo, cansador y frustrante. No quiero. Quiero que me dejen transcurrir en mi velocidad crucero. Seré robótica (vuelvo a darle la razón a mi nihilista viejo amigo), seré fría, mental, pero no la paso mal. Estoy cansada de que se me obligue a ser feliz. 

No hay nada más escamoso y viscos que la felicidad. Se resbala naturalmente, como un pez. Vendrá de ahí el mito de la carpa mágica que uno puede encontrar en Japón que te cumple todos los deseos? Lo más lógico sería que uno pida "ser feliz". 

Pero la carpa mágica no existe.