domingo, 1 de julio de 2012

Monstruo Toronja

Se cortó la luz. Los chicos duermen, los fantasmas se hacen caros de ver, y el insomnio se aparece, viene a tomar mate con el aburrimiento, que, como siempre, no tiene nada que decir. Tengo una vela, un juego de lapiceras de esas de colores maricones, papel de almacén y la mente en blanco.
Se suceden curvas, planos pequeños, líneas atrás y adelante. Puntos, bordes, gestos. En el medio, me preparo un par de cafés, y sigo, enfermiza, los trazos. 

La mano va y viene, incierta, sutil, espasmódica, y entonces aparece él, fruto de semanas de abulia y mal amor, hijo del aburrimiento y la apatía, absorbiendo lo poco que me quedaba de libido (o tal vez viene a rescatarme de esta carencia, quién sabe). Aparece, el Monstruo Toronja. Un nuevo animal de mi mitología especial.

De repente, volvió la luz, y lo vi.

Lo vi, y me asusté profundamente.

Me asusté porque nunca pensé que semejante criatura viviera en mi cabeza y en mis manos, y también me asusté porque me gustó su aspecto.
Cuatro patas indefinidas, dos cabezas de inequívoca definición, una gran boca siempre hambrienta. Dueño de una personalidad bipolar (un poco como la mía), puede ser feliz o terriblemente furioso, en ambos casos es de temer. 
El Monstruo Toronja incita, devora, a los incautos.

Si, me asusté mucho. 




2 comentarios:

  1. Muy buen relato!!! Y los dibujos no se quedan atrás!!!

    Me alegra leerte!!!

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  2. Upa! Buen relato. Los dibujos me gustan y me dan miedo. Ojo.
    Adrián.

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