Una puteada.
Tres turnos con tres médicos.
Heces en la bañadera.
Tres gritos pelados.
Manchas en las sábanas.
La culpa inmunda de no amarlo.
Un abrazo y un beso pegote.
La felicidad absoluta de adorarlo infinitamente.
Dedos de gelatina en el monitor, el vestido nuevo, los zapatos...
Complejo de patito feo y amante ausente.
Reuniones de jardín rodeada de potus.
Alaridos.
Olor a pis.
Alaridos.
Ropa eternamente manchada.
Marido alzado.
Alaridos (nocturnos).
Ronquidos.
Dos autitos,
la crema Goycoechea
y el control remoto en la mochila del inodoro.
Ojeras y raíces crecidas.
Lapiceras de colores derretidas en el horno.
Armar el bolso el sábado a la mañana.
Desarmarlo el domingo por la tarde.
Tres turnos con tres médicos.
Polisomnografía, estimulación temprana y ritalin.
Una entrevista psiquiátrica.
Dos dientes partidos.
Heces en la bañadera.
Un sacudón y a la cama.
Un marido que duerme...
Una madre...
desencontrada.
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