jueves, 29 de enero de 2009

Jirafita Reflexiva

La cabeza de una jirafa se alza sobre 7 vértebras, sólo siete, las mismas que compartimos todos los mamíferos; pero alcanza una altura de casi 6 metros.

Está altísima, más allá de todo otro animal terrestre, mira al resto de la Creación con sus ojillos profundos, sin juzgar. Piensa.

Las jirafas verdaderas, las que se elevan, piensan. Piensan a pesar de las apariencias, a pesar de su silencio. Sus pies no dejan nunca el suelo y, sin embargo, su cabeza está más alta que la de cualquier otra criatura (las aves son mentirosas, abruptas criaturas que nos engañan con su vuelo y no son más que rastreros reptiles que desarrollaron plumas... una reflexión válida para otro post, y sin ánimo de ofender a ningún gallináceo)

Quisiera ser jirafa, aparecer mágicamente en la sabana dorada, andar plácidamente sobre patas elegantes e interminables, y reflexionar desde allí arriba, sin juzgar o juzgarme (que es bastante complicado para mí, no juzgarme a mí misma) sintiendo la liviandad que me dan mis pensamientos.

Así, con estas ideas sublimes, cándidas, acaso desacertadas, inauguro ésta, la categoría "Pensamientos de Jirafa".

Aquí practico el ejercicio de pensar, sobre cualquier cosa, con criterio o sin él, no importa. ¡OH! Ya puedo sentir el girar mecánico y poco lubricado de mis engranajes cerebrales funcionando a toda máquina; gestando ideas con o sin utilidad alguna.

¡Salute!

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