domingo, 5 de febrero de 2012

mío mío

No dibujo lo que veo, no represento lo que percibo. Pongo en el papel los garabatos que me gustaría percibir, las manchas, formas y colores que quisiera que existan, no las que veo o siento. 

Porque eso que veo, siento y percibo es trágico, bellamente trágico. No sé cómo representarlo. Ni me interesa.
Me lo reservo para mí, me relamo en sueños en la contemplación de ese recorte que percibo de lo real. Esa es mi verdadera mirada; lo que dibujo, lo que pinto, lo que acumulo en el papel es "otro" mundo, otro mundo que construyo, que materializo. 

Los monstruos, las pesadillas, las chicas-gato, los íncubos y los alienígenas no aparecen cuando alucino, cuando sueño, cuando "viajo". Son mi forma de transformar el mundo. Lo verdadero, lo que veo, lo que siento, es inasible. No puedo representarlo, ni describirlo, ni aprehenderlo de manera alguna. Eso es bello, y es trágico. Y es mío,

mío.

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